En conclusión, Spencer defendió un punto de vista
positivista, biologicista y evolucionista de la filosofía, la psicología y la
sociología. Concedió una importancia fundamental al aprendizaje y a la
adaptabilidad física y psicológica del ser humano. Por contra, su obra fue
malinterpretada por muchas personas que vieron ella un sustrato científico para
sus ideas racistas y supremacistas.
Que la obra de un autor sea malinterpretada y adaptada no es
algo exclusivo de Spencer, sino que se ha dado a lo largo de toda nuestra
historia. Algo similar le ocurrió Maquiavelo o incluso a Nietzsche, cuya obra fue
interpretada bajo la óptica del nazismo y el antisemitismo; cuando, en
realidad, su Übermensch nada tiene que ver con estas ideas. No
resulta fácil hablar de superioridad de unos frente a otros sin generar
polémica.
Además, las obras tanto filosóficas como literarias debemos
tratarlas con cierta perspectiva. Es decir, debemos conocer en qué época y
contexto fueron concebidas para, así, comprender un poco más el pensamiento del
autor. Polémicas y reflexiones a un lado, de lo que no cabe duda es de que Herbert
Spencer logró destacar como un gran pensador multidisciplinar en su
tiempo y por aunar diferentes teorías que generaron un gran impacto.
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